martes, 5 de octubre de 2010

La soberanía de Dios

Por Felipe Rincón Vásquez
Introducción:
¿Qué son las obras de la providencia de Dios?
Son aquellas con las que Dios sostiene y gobierna todo lo creado, a fin de que todo acontecimiento, así como todo ser, estén enteramente subordinados a Él, y se cumplan sus buenos propósitos. (Hebreos 1.13; Colosenses 1.17; Salmos 103.19; Mateo 10.29-31 )

¿Ha sido predeterminado o fijado de antemano, por Dios, todos los hechos o sucesos?
No debemos atribuir las anomalías al destino o determinismo, son simplemente efectos del tiempo y la ocasión. Debemos distinguir entre providencia general de Dios para el mundo y su providencia particular para la vida del hombre. ( Eclesiastés 9.11; Lucas 13.34)

LA SOBERANÍA DE DIOS Y EL GOBIERNO DEL MUNDO

1. Determinismo
La ciencia gnóstica está entregando a la humanidad, métodos y procedimientos para conocer en forma objetiva, los misterios de la vida y de la muerte. Nadie muere en la víspera. El ser humano muere el día y a la hora que señala la Ley del Destino. Desafortunadamente la humanidad desconoce esta ley.

Determinismo teológico: si Dios lo sabe todo será porque él mismo ha determinado todas las cosas según su criterio, por lo que Dios es la causa de las acciones humanas. El protestantismo calvinista mantiene que el ser humano carece de libre albeldrío y está predestinado. En contraste, el protestantismo en general se opone al determinismo, diciendo que si Dios es omnipotente también puede hacer al ser humano libre aunque sepa lo que vamos a hacer. Es decir, Dios y el hombre son conjuntamente los autores de los actos humanos (Enciclopedia Wikipedia).

Dios desde la eternidad, por el sabio y santo consejo de su voluntad, orden ha decretado en sí mismo, libre e inalterablemente todo lo que sucede.1 Sin embargo, lo hizo de tal manera, que Dios ni es autor del pecado ni comparte con los pecadores la responsabilidad del pecado2 ni hace violencia a la voluntad de SUS criaturas, ni quita la libertad ni contingencia de las causas secundarias sino que más bien se las establece.3 En todo esto se manifiesta la sabiduría divina al igual que su poder y fidelidad para efectuar aquello que se ha propuesto. (Confesión de Fe, Bautista del 1869)

(Isaías 46:10; Efesios 1:11, Hebreos 6:17; Romanos 9:15; Romanos 9:18)

2. Deísmo
Uno de los principales postulados de esta filosofía religiosa está basado en la creencia de que Dios existe y creó el universo físico, pero no interfiere con él. Los deístas típicamente también tienden a rechazar los eventos sobrenaturales (milagros, profecías, etc.) y a afirmar que Dios no interfiere en la vida de los humanos y las leyes del universo. Por ello, a menudo utilizan la analogía de Dios como un relojero. Lo que para las religiones organizadas son revelaciones divinas y libros sagrados, la mayoría de deístas entiende como interpretaciones inventadas por otros seres humanos, más que como fuentes autorizadas. Los deístas creen que el mayor don divino a la humanidad no es la religión, sino la habilidad de razonar.

El deísmo cobró notoriedad en los siglos XVII y XVIII durante la Ilustración, especialmente en el Reino Unido, Francia y los Estados Unidos, principalmente entre aquellas personas educadas como cristianas que vieron que no podían creer ni en la Trinidad divina, ladivinidad de Jesús, los milagros ni en la infalibilidad de la Biblia; pero que sí creían en un solo dios.

Uno de los deístas de referencia es Thomas Paine que en su obra Age of Reason ("La edad de la razón"), dijo que la naturaleza es la verdad y la incambiable "Palabra de Dios", sin duda. Otros importantes deístas son los filósofos de la ilustración Voltaire, Rousseau yMontesquieu. Se pueden mencionar también como deístas indirectos a los filósofos griegosSócrates, Platón y Aristóteles, aparte de los padres fundadores de Estados Unidos comoBenjamin Franklin y George Washington. (Enciclopedia Wikipedia).

3. La espiritualidad providencial
Esta afirma que Dios está presente y ausente a la vez. El mundo y los acontecimientos se rigen por la providencia de Dios. Dios ha establecidos leyes naturales y morales, y estas leyes funcionan de manera ordinaria. Pero él interviene según su voluntad todas las veces que sean necesarias para sus fines.

La providencia significa que todo lo que Dios creó, lo conserva y gobierna. Realizada la creación Dios no abandona su criatura a ella misma sino que la mantiene. Dios coopera en todo, tanto en las criaturas libres como en las no libres. Las no libres, las gobierna y controla por medio de ciertas leyes, y ninguna acción de las criaturas libres puede producirse sin el concurso divino. Dios es la causa primera que mueve las causas naturales y las causas voluntarias.

Dios con su providencia gobierna todo. Cuando vemos que cosas sin conocimientos como los cuerpos naturales obran por un fin, es claro, que alcanzan sus fines no por azar, sino intencionalmente. Pero como ellos no tienen conocimiento, no pueden tender a un fin sino bajo la dirección de otro ser inteligente. Ese ser inteligente es Dios, que ordena todas las cosas naturales. También, toda la historia humana es providencial. La de los pueblos y la de cada hombre. No crea nadie que criatura alguna puede hacer algo que se imponga a Dios, aunque este no lo quiera, esto es algo simplemente ridículo. Romanos 8.28 nos dice: ¨ Sabemos que Dios hace concurrir todas las cosas para el bien de los que le aman ¨. 

Recordemos la historia de José. Todo un conjunto de circunstancias, muchas de ellas criminales, le conducen a ser ministro del Faraón. Y José le dice a sus hermanos: ¨ no sois vosotros los que me habéis traído aquí, es Dios quien me trajo y me ha puesto al frente de toda esta tierra de Egipto (Génesis 45.8; 39.1).

La providencia divina es infalible. Isaías 14.24 ¨ Sí, lo que yo he decidido, llegará, lo que yo he resuelto se cumplirá ¨, versículo 27 ¨ si Yahvé Sebaot toma una decisión ¿Quién la frustrará? Si él extiende su mano ¿Quién la apartará? ¨. Isaías 46.10-11 ¨ De antemano yo anuncio el futuro; por adelantado lo que aún no ha sucedido. Yo digo: mi designio se cumplirá, mi voluntad la realizo... lo he dicho y haré que suceda, lo he dispuesto y lo realizaré ¨.

Providencia amorosa no obstante el mal
También el pecado de los hombres realiza indirectamente la providencia de Dios. La muerte de Cristo no se produjo porque se torcieron las cosas. Hechos 2.23 no dice que la muerte de Cristo se produjo ¨ conforme a los planes y propósitos que Dios tenía hechos de antemano ¨. Todo lo que sucede es voluntad de Dios, positiva o permisiva. El cuanto quiere lo hace, nadie puede resistir su voluntad. Sabe Dios perfectamente cuál es el bien que promueve y cuál es el mal que permite para un bien mayor.

Modos por medio de los cuales Dios ejerce su gobierno providencial
1. Por las leyes física. Por medio de esas leyes Dios asignó su oficio a las criaturas, según su naturaleza.
2. Por las leyes morales y frecuentes iluminaciones y mociones particulares. Filipenses 2.13 ¨ pues Dios es quien hace nacer en ustedes los buenos deseos y quien les ayuda a llevarlos a cabo, según su buena voluntad ¨. Se trata de un íntimo impulso que proviene del gobierno providencial de Dios.
3. Por medio de la oración. La oración es eficaz no porque cambien o fuerce la voluntad de Dios, sino porque ayuda a que en el hombre se realice el plan de Dios. Hay una voluntad antecedente de Dios. Por ejemplo Dios quiere que todos seamos santos, pero no es una voluntad absoluta, sino condicionada. Hay en cambio una voluntad consecuente de Dios. Es lo que él quiere en concreto, aquí y ahora. Y esta voluntad es infalible. Ocurrirá oremos o no oremos.
4. Por intervenciones extraordinarias y milagrosas.

LA SOBERANÍA DE DIOS Y LA VOLUNTAD LIBRE DE LOS SERES INTELIGENTES
1. Los que sacrifican la Soberanía de Dios en pro de la libertad humana.
2. Los que sacrifican la Volunta humana en pro de la Soberanía de Dios.
Dr. Tommy Ashcraft

Pastor de la Iglesia Bautista Monte Hebrón de Monterrey, N.L.
La Soberanía de Dios y la Voluntad Libre y la Responsabilidad del Hombre. Se nos ha dicho muchas veces que hay dos grandes doctrinas de la Palabra de Dios: La Soberanía de Dios, y la Voluntad Libre del hombre. Se nos ha dicho que tenemos obligatoriamente que aceptar ambas doctrinas, aunque en nuestras mentes finitas no las podemos reconciliar.

Si con decir que Dios es soberano, uno quiere dar a entender que Dios es 100% dominante en 100% de los asuntos del hombre, comenzando con su salvación, entonces tenemos que rechazar la "soberanía" de Dios.
Aceptamos el hecho de que Dios PODRÍA, si así lo decidiera, ejercer su soberanía o dominio en cada detalle minucioso de la vida del hombre. Que Dios PODRÍA hacer esto no es debatible. El es Dios. Sin embargo, nosotros creemos que Dios, en su soberanía, a propósito se limitó a Sí mismo, en que le dio al hombre una voluntad libre. Esto de ninguna manera desacredita ni deshonra la soberanía de Dios.

Creemos que Dios conoce (y que conoció desde antes de la fundación del mundo) cada decisión que haría el hombre, y cada detalle de la vida del hombre (IPedro 1:2). No aceptamos la enseñanza de que Dios decretó todas esas decisiones, esos detalles y esas acciones. Si la soberanía de Dios se extiende más allá de la voluntad libre del hombre, o si se dice que la voluntad libre del hombre siempre actúa en completa armonía con los decretos soberanos de Dios, entonces los así llamados "decretos soberanos de Dios" están en continuo conflicto con la Palabra, la naturaleza, el carácter y la santidad de Dios.

Esta posición presentaría miles de problemas teológicos que son inaceptables a la luz de la revelación divina. Que el hombre lleve a cabo decretos preordenados crearía una existencia mecánica que no dejaría lugar para la responsabilidad humana, y cualquier intento de Dios de juzgar al hombre por su pecado sería injusto. Y sobre todas las cosas, Dios es justo. La posible lista de las inconsistencias en esta enseñanza podría ser interminable. Pero esto ilustra claramente el punto.

El hombre tiene una voluntad libre y actúa independientemente NO del conocimiento de Dios, sino de su soberanía, porque Dios decretó que el hombre tendría ese privilegio, y lo dotó con esa capacidad. El hombre es responsable por sus decisiones y sus acciones.Iglesia Evangélica el plantío del señor

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La soberanía de Dios y la salvación

PorFelipe Rincón Vásquez
Hoy en día algunos enseñan que un cristiano tiene que ser o calvinista o arminiano. Un estudio a fondo de la soberanía Dios en la salvación 


Arminianos


1. Elección Condicional -sobre la base del conocimiento previo.


2. Expiación Universal -limitada por la fe particular del ser humano
3. Incapacidad Natural -de cualquier humano de obrar el bien, aparte de la gracia divina.
4. Gracia Preventiva -que puede ser resistida y hecha ineficaz por la perversa voluntad de un pecador.
5. Perseverancia Condicional - aunque Dios provee gracia suficiente para hacer frente a cualquier emergencia, los humanos pueden descuidar esta provisión, caer de la gracia y perecer eternamente.

Calvinistas
1. Elección incondicional o Predestinación particular.
2. Expiación limitada -solo para los electos.
3. Depravación Total o Incapacidad Natural -la regeneración debe preceder a la conversión.
4. Gracia Irresistible o Llamado Eficaz -el ser humano a quien Dios otorga gracia será salvo; no puede resistirla.
5. Perseverancia Final -Seguridad eterna incondicional.

1. LA DEPRAVACIÓN TOTAL. La interpretación bíblica de la Depravación Total es que todo individuo humano es pecador por naturaleza, por elección y por práctica. Todos tienen una naturaleza pecaminosa. Si el hombre no tiene la voluntad libre para escoger entre el bien y el mal, ¿cómo se explica la enorme diferencia entre el criminal habitual que asesina sin conciencia ni remordimiento, y el hombre moralmente bueno pero inconverso, líder en asuntos civiles y sociales en su comunidad? Hay cosas buenas y encomendables en las vidas de muchas personas que no pretenden ser cristianas (no son buenas a los ojos de Dios en el sentido de ganar méritos para salvación; pero en un sentido terrenal, sin son buenas obras, y Dios las cuenta).

Hechos 10:1-6 Había en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurión de la compañía llamada la Italiana, 2 piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas limosnas al pueblo, y oraba a Dios siempre. 3 Este vio claramente en una visión, como a la hora novena del día, que un ángel de Dios entraba donde él estaba, y le decía: Cornelio. 4 El, mirándole fijamente, y atemorizado, dijo: ¿Qué es, Señor? Y le dijo: Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios. 5 Envía, pues, ahora hombres a Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro. 6 Este posa en casa de cierto Simón curtidor, que tiene su casa junto al mar; él te dirá lo que es necesario que hagas.

La Depravación Total significa que cada aspecto de la naturaleza de la persona ha sido afectada, tocada, manchada, contaminada, pervertida o influenciada por el pecado. Todos los hombres son capaces de ser totalmente "buenos" (estamos hablando en comparación con los demás hombres, no de su condición espiritual), sin embargo, por su voluntad libre escogen no serlo. Esta es la interpretación bíblica de la Depravación Total, una posición gustosamente tenida por los bautistas fundamentales.

Bajo el término "Depravación Total" Calvino creyó, enseñó y promovió la "IncapacidadTotal". Enseñó que el hombre NO tiene voluntad libre en el asunto de la salvación, sino que su salvación o perdición fue predeterminada solo por Dios, y que el hombre obra mecánicamente como un robot. En respuesta a preguntas acerca de esto, Juan Calvino escribió: "¿Quién, entonces, podrá ser salvo? Eso es lo que decide solamente la voluntad soberana de Dios, y nada más. Es asunto puramente de la voluntad soberana y divina que, sin duda, por buenas razones que solo Dios mismo conoce, y que ninguna de éstas está relacionada a ninguna cosa que distingue a un hombre de otro, Dios escoge a algunos y rechaza a los demás. La elección de Dios no tiene que ver con la presciencia excepto en cuanto a que El sabe previamente quiénes serán los miembros de la raza humana." (Los Institutos de Calvino, III, xxiii, página 10).

Entre Génesis 2:16 y Apocalipsis 22:17, Dios le dio al hombre la libertad para escoger. En relación con Génesis 2:16-17, Los versículos dicen: "Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; 17 mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás." Note que Dios mandó a Adán que NO comiera del árbol de la ciencia del bien y del mal. Juan Calvino quisiera que creyéramos que Dios en efecto mandó que Adán no hiciera tal cosa, pero que Dios ya había determinado que Adán violara el mandato de Dios. Eso convertiría a Dios en el autor de la desobediencia voluntaria. Juan Calvino escribió: "La única ocasión en que se podría suponer que haya existido la voluntad libre fue en Adán antes de la caída. Adán pudo haber resistido, si quisiera, siendo que cayó solo por su propia voluntad. 

En esto la integridad del hombre fue dotada de una voluntad libre por la cual, si hubiera escogido, habría obtenido la vida eterna. Sin embargo, no existe la realidad en la voluntad libre así atribuida al hombre, en vista de que Dios había decretado la caída, y por lo tanto esto debe haber de alguna manera predispuesto la voluntad de Adán. Su voluntad no fue dejada en un equilibrio neutral, ni tampoco su voluntad jamás fue en suspenso ni incertidumbre. Fue inevitablemente seguro que tarde o temprano, Adán caería en la maldad, y con esa caída inevitable, se desapareció todo rasgo de la libre voluntad que el hombre habrá tenido. A partir de ese tiempo, la voluntad se corrompió junto con toda la naturaleza del hombre. El hombre ya no poseía la capacidad de escoger entre el bien y el mal." (Los Institutos de Calvino, II, Página 8).

La creencia que el hombre no tiene la capacidad de escoger entre el bien y el mal, pone la responsabilidad y el origen del pecado del hombre sobre Dios. Calvino quisiera que creyéramos que somos "robots", y que nuestras acciones son decretadas por la voluntad soberana de Dios. La creencia que el hombre no tiene capacidad de escoger entre el bien y el mal, y que como consecuencia, hace el mal, pone la responsabilidad del pecado del hombre sobre Dios mismo. Esa es una posición bíblicamente intolerable.

En la declaración misma de Calvino arriba citada, dice que Adán pudo resistir; que Adán cayó por su propia libre voluntad; que la caída fue decretada por Dios. Juan Calvino, ¿cuál es tu posición, al fin? Las tres declaraciones no pueden ser verdad. La Biblia enseña claramente que Dios alumbra a los pecadores (Juan 1:9; 12:32, y 16:8). La Biblia enseña también que el hombre tiene una voluntad libre, y que el hombre ejerce libremente esa voluntad. Esto se cubrirá también bajo el punto llamado "Gracia Irresistible". Por ahora, notemos simplemente que a través de la Biblia Dios establece la voluntad libre del hombre para escoger para sí mismo (Juan 1:12, 3:16, 5:24, Hechos 2:21, 16:30-31. Esta es una lista corta de muchos versículos que establecen la voluntad libre del hombre para escoger.

Rechazamos la enseñanza de Juan Calvino tocante a lo que él llama La Depravación Total, que en verdad es la Inhabilidad Total. Creemos y enseñamos que el hombre está totalmente depravado, pero que Dios, en su voluntad soberana, dotó al hombre de la capacidad de escoger entre el bien y el mal, entre Cristo y el Diablo, entre el Cielo y el Infierno.

2. La Elección Incondicional. Calvino enseñó que Dios eligió, escogió o predeterminó que ciertas personas serían salvas e irían al Cielo. Muchos calvinistas contemporáneos declaran que no creen en la "doble predestinación" - que significa que ellos no creen que Dios eligió o predestinó a la gente para ir al Infierno - solo a los que van a ir al Cielo. Si uno cree que Dios de hecho predeterminó que ciertas personas fueran al Cielo, eso requiere que uno crea también que todos los demás fueron predeterminados para ir al Infierno. Tocante a este asunto, Juan Calvino escribió: "El reprobado, así como el elegido, es señalado por Dios como tales por el consejo secreto de Dios, y no por ninguna otra cosa" (Calvin's Institutes II, xxii, Página 11)

En una carta a Christopher Liertet, Calvino escribió: "Tú eres muy engañado si crees que los decretos de Dios pueden ser mutilados, en cuanto El haya escogido a alguno para la salvación pero a ninguno a la destrucción. Tiene que haber una relación entre los elegidos y los reprobados." (The Teaching of Calvin, Chapter Vl, Página 109).

En otra ocasión, Calvino escribió:
"Su suerte fue la elección directa e inmediata de Dios, justificada por sus vidas, pero no necesariamente como consecuencia de ellas. Pudo salvarles de su condenación así como lo hizo con los elegidos quienes no fueron más dignos de ser salvos, pero esa condenación fue establecida en la eternidad pasada, y nada de lo que había en ellos pudo transferirlos a la clase contraria, así como nada de lo que pueden ser los elegidos puede convertirlos en reprobados". (Calvin's Institutes III, iii, página 4).

Esto es totalmente contrario a la Palabra de Dios. (1ª Timoteo 2:3-4, 2ª Pedro 3: 9, Hechos 17:30, Juan 3:16-17, Ezequiel 33:11).

En 1ra. de Timoteo la expresión todos los hombres indica que en un sentido la salvación es universal, no está limitada a cierto grupo en particular. La intención de Dios es que todos los seres humanos sean salvos. Pero en el proceso de ser salvos los seres humanos no son pasivos. Por el contrario, llegan a ser activos. Debe haber un reconocimiento y apropiación de la verdad para que la verdad lo salve. En 1ª Timoteo 1,15 nos dice, que Jesucristo vino al mundo a salvar pecadores. Algunos han tratado de torcer este versículo para que diga otra cosa. Jesucristo vino para salvar pecadores. Ese versículo nos habla acerca del «para qué« vino. Otros versículos añaden la condición necesaria para ser salvos. No se trata de que él vino a cambiar a algunos pecadores al estado de justicia y libertad, de bienaventuranza y vida eterna; sin ninguna acción de parte del ser humano.

Un vistazo a 2ª Pedro 3,9 nos indica, el por qué el Señor retraza su venida. La respuesta yace en la gracia y misericordia de Dios para con los pecadores. Les da tiempo para arrepentirse de sus pecados. Jesús regresará cuando el tiempo asignado haya expirado. Es el Dios soberano quien misericordiosamente concede un intervalo para el arrepentimiento. Mire la importancia del arrepentimiento. Es el ser humano, no Dios, el que tiene que arrepentirse para salvación.

Hechos 17,30: Los gentiles podían defenderse con la afirmación que ellos han actuado en ignorancia de los mandamientos de Dios. Pablo indica que aunque Dios permitió a las naciones gentiles vivir su propia forma de vida (Hch 14,16), aunque considerándolos culpables de sus propias acciones. Ahora cuando los gentiles oyen la proclamación del evangelio, el tiempo de su ignorancia ha llegado a su fin. Si ellos escuchan el Evangelio del Reino y no se arrepienten, pierden la oferta de Dios para salvación y consecuentemente sufren castigo eterno. En Romanos 3,25 Pablo dice que Dios toleró los pecados de la gente cometidos en tiempos pasados y así los perdonó. Pero ahora que Jesucristo ha derramado su sangre por los pecados, Dios está listo para perdonar los pecados de todo aquellos que arrepentidos vienen a él ahora.

Dios siempre ha dicho "Si alguno quiere..." (Marcos 8:34). "Todo aquel que cree..." (Romanos 1:16) ¿Qué significan estas palabras? Si interpretamos la Palabra de Dios consistente y literalmente, tenemos que concluir que Dios le dio al hombre a escoger. Enseñar la "doctrina" de la Elección Incondicional es añadir a las Escrituras lo que Dios no enseña ni tampoco tenía la intención de que el hombre enseñara.
Lo que Juan Calvino enseñó, no fue "Elección Incondicional", sino "selección". Si fuera un hecho que Dios hubiera seleccionado a algunos, distinguiendo moralmente a un hombre de otro, entonces Dios hace acepción de personas. Pero la Biblia dice en Romanos 2:11 y Hechos 10:34 que no hay acepción de personas con Dios.

Rechazamos la enseñanza de Juan Calvino de la Elección Incondicional y la Condenación Incondicional de Dios, sino que creemos y enseñamos que todo aquel que quiere puede venir a Cristo por el ejercicio de su propia libre voluntad. Es nuestra responsabilidad darle a la gente el mensaje del evangelio, dándoles así la oportunidad de escoger a Cristo y ser salvos, o rechazar a Cristo y perderse.

3. Expiación Limitada. Calvino enseñó que la sangre de Cristo se derramó solo para los elegidos. Enseñó que no fue para los no elegidos. El calvinista de hoy, para disfrazar su creencia, ha cambiado el tercer punto del calvinismo a Expiación Particular. Es otro nombre, pero el mismo asunto. No importa cómo se llame, la enseñanza sigue siendo falsa doctrina. La Biblia es muy clara en este punto, como lo es en cualquier doctrina. Hebreos 2:9 declara que Cristo gustó la muerte por todos.

2Pedro 2:1 dice: "Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina."

1Juan 2:2 dice: "Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo."

Este versículo no dice ni implica que Cristo haya gustado la muerte solo por los "elegidos", ni que haya sido la propiciación solo por los "elegidos". Tal enseñanza es herejía. Es una doctrina condenable y condenadora, enseñar que la sangre de Cristo no haya sido derramada para toda la humanidad desde el comienzo de la creación. Algunos nos dirían que aceptan los otros cuatro puntos de la enseñanza de Calvino, pero que no aceptan la Expiación Limitada. Si uno acepta la enseñanza calvinista tocante a la Inhabilidad Total, y la Elección Incondicional, no tiene más alternativa que aceptar la enseñanza de la Expiación Limitada. Es imposible aceptar una sin aceptar la otra.

No es posible pretender que la sangre de Cristo fuese derramada por todos los hombres a la luz de la declaración de Calvino: "Los reprobados, así como los elegidos, son escogidos para ser tales por el concilio secreto de la voluntad de Dios." (Calvin´s Institutes III, xxii, Página 11) y "... su condenación fue determinada desde la eternidad pasada, y nada podría transferirlos a la clase opuesta." (Calvin's Institutes III, iii, Página 4).
Rechazamos la enseñanza de Juan Calvino tocante a la Expiación Limitada. Creemos y enseñamos que la sangre de Cristo fue derramada para todos los hombres, y que es efectiva para la purificación de los pecados de todo aquel que se acerca a Cristo.

4. Gracia Irresistible. Juan Calvino enseñó que si una persona fuera uno de los que elegidos para la salvación, ocurriría que en el momento en que Dios está (o estaba) listo para que esa persona se convirtiera en cristiano, la persona vendría a Cristo (no por su propia voluntad, sino como un robot que no puede resistir la gracia de Dios). De nuevo, como en el caso de la Expiación Limitada, encontramos que el calvinista contemporáneo intenta disfrazar o esconder su doctrina. Podrán cambiar el nombre de la enseñanza de la Gracia Irresistible a otro nombre, pero sigue siendo la misma herejía.

Dios es Dios soberano. Creemos, aceptamos, nos regocijamos y nos gloriamos en esa verdad. Sin embargo, Dios, siendo soberano, escogió darle al hombre una voluntad libre y la capacidad de escoger o rechazar el evangelio. Dios no creó un robot que vendría a Cristo mecánicamente. Efesios 1:12 dice: "a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo."

¿Qué gloria o qué alabanza habría en el hecho de que aceptáramos a Cristo si no tuviéramos alternativa en el asunto? ¿Qué significaría si no pudiéramos resistir su gracia? Nada. Juan Calvino se refería con frecuencia a Juan 6:44-45 como prueba de su posición: "Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero. 45 Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendióde él, viene a mí."

Estos mismos versículos REFUTAN la enseñanza de Juan Calvino acerca de la "Gracia Irresistible". La palabra "trajere" no significa "forzar". De acuerdo a otros textos en la Palabra de Dios, no PUEDE significar un "atracción irresistible". La misma palabra "helkuo", que se traduce "trajere" en el vs. 4, se encuentra en Juan 12:32 que dice: "Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo." Si la palabra "trajere" en Juan 6:44 enseña Gracia Irresistible, entonces la Biblia enseñaría en Juan 12:32 que todos los hombres son irresistiblemente atraídos a Cristo. Todos (hasta los calvinistas) reconocemos que esto no está sucediendo. La palabra "trajere" en Juan 6:44 significa lo mismo que "atraeré" en Juan 12:32. Esto está en armonía con toda la palabra de Dios.
Dios alumbra a todos los hombres (Juan 1:9).
Dios convence a todos los hombres (Juan 16:8).
Dios atrae a todos los hombres (Juan 12:32).
Dios deja la decisión a cada hombre (Juan 3:16).

La Gracia Irresistible en sí se forma de términos mutuamente contradictorias. Si es irresistible, no es gracia. Si es gracia, no es irresistible. Una gracia irresistible destruiría la cualidad personal de la relación entre Dios y el hombre que es establecida por la gracia e involucra la respuesta libre de la voluntad del hombre al amor y la gracia de Dios.

Vemos la gracia de Dios rechazada por el hombre en Proverbios 1:24-35: "Por cuanto llamé, y no quisisteis oír, Extendí mi mano, y no hubo quien atendiese, 25 Sino que desechasteis todo consejo mío Y mi reprensión no quisisteis,"

Mateo 23:37: "¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!"
Juan 5:40: "y no queréis venir a mí para que tengáis vida."
En Hechos 7:51 Esteban dice: "¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros."
(Vea también Mateo 22:3 e Isaías 65:12)

Rechazamos la enseñanza de Juan Calvino de que la gracia de Dios es irresistible. No hay un solo pasaje en la Escritura que enseñe que la gracia es impartida irresistiblemente. Creemos que Dios alumbra a todo hombre que viene al mundo. Creemos y enseñamos que la gracia de Dios puede ser rehusada o aceptada.
Cristo ordenó que el evangelio sea predicado a todas las naciones, Mt.28:19. Los apóstoles predicaron a judíos y gentiles por igual. Pablo fue por todas partes "testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo." Es claro del Nuevo Testamento que el evangelio es para todos. 

Entonces, ¿cómo podemos encajar esto con los textos que nos hablan de la obra salvadora de Dios para algunos predestinados?

Nuestros hermanos que enseñan que la salvación es solo para los predestinados nos dicen: En algunos, Dios obra de tal forma que el mensaje penetra más allá de los oídos, y lo usa para salvarlos. Así, nosotros tenemos dos "llamados" en un solo mensaje: Un llamado a todos y un llamado a algunos. Un llamado Universal vs. Llamado eficaz, Gracia General vs. Gracia Especial o Llamado Externo vs. Llamado Interno. Es decir que Dios a los que quiere salvar le llama por medio de un llamado eficaz, en cambio a los demás les llama por medio de un llamado externo, para que no diga que no se le llamó.

No hay manera alguna de poder defender esto sin implicar el abandono de Dios a los muchos y escoger unos pocos mediante un llamado especial. Esto es contrario al carácter del Dios que yo conozco.
Según los defensores de la elección o predestinación de todos los salvados:

1. El "llamado" se basa en la predestinación. Es diferente del llamado general al arrepentimiento puesto que este llamado es para los predestinados, no para todos.
2. Este "llamado" invariablemente resulta en justificación, la que a su vez nos lleva al cielo, "glorificados."
3. Este llamado es irresistible y eficaz. De otra manera, solamente algunos de los justificados serían glorificados.
4. La fe está incluida en este llamado porque la fe es necesaria para la justificación.
5. Este llamado está involucrado con una transformación interna del pecador, que hace la fe posible.
6. Dios solo es la causa. "...Él predestinó...Él llamó...Él justificó...Él glorificó."
7. Este llamado es una gracia especial de Dios, diferente de Su benevolencia general hacia la humanidad como un todo.

Podemos definir este llamado como un acto soberano de Dios por el cual Él salva a los elegidos y solo a los elegidos. Cristo ordenó que el evangelio sea predicado a todas las naciones, Mt.28:19. Los apóstoles predicaron a judíos y gentiles por igual. Pablo fue por todas partes "testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo." Es claro del Nuevo Testamento que el evangelio es para todos. Entonces, ¿cómo podemos encajar esto con los textos que nos hablan de la obra salvadora de Dios para algunos predestinados?

El llamado es para todos, todos tienen la oportunidad de ser salvos. La libre oferta del Evangelio no es meramente ilusoria, sino un real llamado que va acompañado con la posibilidad de ser escuchado, entendido y aceptado.
Romanos 8:30: "Y a los que predestinó, a estos también llamó; y a los que llamó, a estos también justificó; y a los que justificó, a estos también glorificó."

Los intérpretes de la predestinación ven aquí una escalada, a los que predestinó, los llamó, los justificó y los glorificó. Nosotros no vemos aquí esa escalera. Lo que dice Pablo es que Dios a los que predestinó también los llamó. Note la palabra ¨ también ¨ ésta se usa para afirmar la igualdad o semejanza de una cosa con otra ya nombrada, significa igualmente, asimismo, de igual modo, además.
Pablo está diciendo que Dios había predestinado a algunos para que fuesen hechos a la imagen de Cristo, y que éstos estaban siendo llamados de igual modo que los demás. Luego junto a los demás llamados los justificó y los glorificó.

Aquí se está hablando de dos grupos, los predestinados y los llamados. Y Pablo dice que los predestinados también vienen por medio de un llamado evangélico.

Juan 6.35-40 ¨ Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.36 Mas os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis.37 Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.38 Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.39 Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.40 Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquél que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.¨
Si solo contáramos con la cita anterior de Romanos fuera suficiente para un buen entendido, pero el Señor expuso esta misma enseñanza con mayor claridad en Juan 6 y si a alguno le parece oscuro el significado de Romanos, entonces nos queda aplicar el principio de interpretación mediante el cual nos movemos desde el texto más claro al más oscuro.

En la palabra de Jesús podemos destacar estos dos grupos. Los que fueron predestinados a fin de ser usados para llamar a los demás y los llamados por medio de los predestinados; los predestinados y los que responden al llamado del evangelio.

Notemos a Cristo: primer grupo: ¨ el que viene a mí ¨, ¨ el que cree en mí ¨, ¨ aquel que ve al Hijo y cree en él ¨; segundo grupo: ¨ lo que el Padre me da ¨, ¨ todo lo que me diere¨.

¿Cuál es el mensaje de Cristo aquí? Que a ambos a los que el Padre les ha dado, más a todo aquél que le escucha y cree en él, le dará vida eterna, lo resucitará en el día postrero.
Note que Cristo se está quejando de aquellos que aunque lo han visto, no creen. Y afirma ¨ el que en mi cree, no tendrá sed jamás ¨. ¨ Lo que el Padre me da vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.¨

Aquí sí podemos conciliar la doctrina de los escogidos, con la verdad de que la salvación es para todos. El asunto es que los hermanos que limitan la salvación y el llamado solo para los predestinados, no encuentran qué hacer con tantas porciones de la Escritura que hablan del llamado a todos, de que la voluntad de Dios es que todos sean salvos, y recurren en numerosas ocasiones al misterio. ¨ Este es un misterio escondido en la soberanía de Dios ¨, dicen. Y tienen que esforzarse demasiado para poder explicar como un Dios bueno y misericordioso va a dejar al hombre sin oportunidad de renunciar a la herencia adámica que recibió como herencia maldita, que lo incapacita para todo bien, sin la ayuda del divino Dios.

Los teólogos tenemos una cantera (la Biblia) desde donde extraemos las piedras (versos y pasajes) que usamos para edificar nuestra teología. Es importante que el teólogo no deseche ninguna de ellas (las piedras), no debe edificar su teología con algunas de ellas, sino con todas. Cada una de ellas tiene un lugar en el edificio. La función del teólogo consiste en hallar el lugar preciso y colocarla allí. Pero jamás desecharlas. Mientras, debe tener la humildad suficiente para reconocer no haber hallado el lugar preciso de una determinada piedra en el edificio y que busca mayor luz.

5. La Perseverancia de los Santos. Calvino enseñaba que una persona que es de los "elegidos" perseverará. Su enseñanza no tenía nada que ver con el poder guardador de Dios. Si el individuo es elegido, sería imposible perderse, no por la gracia salvadora y guardadora de Dios, sino por el simple hecho de ser uno de los elegidos. Enseñaba que si uno no "perseveraba" hasta el fin, después de todo, no era de los "elegidos", sino que había sido solo un impostor - un falso profesante. Su énfasis estaba de acuerdo con el título de la doctrina: fue la perseverancia de los mismos santos, y no que los santos hayan sido sellados por el Espíritu Santo, y guardados por el poder de Dios. La enseñanza de Juan Calvino es totalmente diferente a la doctrina bíblica acerca de la seguridad eterna del creyente, y ajena a la Biblia. Los versículos que enseñan que el creyente es guardado por el poder de Dios incluyen, pero no están limitados, a Juan 10:28,29; Romanos 8:35-39; Efesios 4:30; y 1Pedro 1:4,5.

En esta parte, quisiéramos hacer varias observaciones en referencia al asunto de la soberanía de Dios, la voluntad libre del hombre, y la enseñanza extraña de Juan Calvino.

1. La Soberanía de Dios. Nosotros creemos en la soberanía de Dios, pero creemos que en el asunto de la salvación, Dios deja la decisión final con el hombre. Dios ha diseñado un plan de salvación en que le ha dado al hombre la voluntad libre para aceptar o rechazar ese plan. NO creemos que Dios decidió, determinó, eligió, o seleccionó a quién recibiría y quién no recibiría a Cristo.

El hecho de que Dios haya escogido a ciertos individuos para salvación antes de la fundación del mundo, no debe ponerse en duda. Hay una predestinación, una elección, un escogimiento de personas de parte de Dios. Pero esto no implica necesariamente que solo ellos hayan sido elegidos para salvación con exclusión de los demás. Los elegidos son elegidos y llamados por Dios a fin de ser usados por él para el bien de los demás que no fueron elegidos como ellos. En lugar de sostener que los elegidos son los únicos que se salvan, es más conforme con la Escritura sostener que los elegidos son elegidos por amor de los no elegidos, es decir, son elegidos por Dios para servir a la salvación de aquellos que no han sido traídos a Dios como ellos lo fueron.

2. La Voluntad Libre del Hombre. Alguien tuvo que decidir en cuanto a la salvación. En la enseñanza de Calvino, ese "alguien" fue Dios. Para aceptar esta doctrina, uno tiene que aceptar que Dios, en la eternidad pasada, seleccionó a los que serían y a los que no serían salvos, y que la decisión de Dios no fue relativo a ninguna cosa que podría distinguirlo a uno moralmente de otro.

Rechazamos los cinco puntos de la enseñanza llamada "calvinismo", aunque tampoco concordamos en todo con 
los cinco puntos Arminianista. Hay una forma muy sencilla de ver la verdad en esta doctrina. ¿Qué tiene que hacer una persona para ser salva? Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo..., entonces la respuesta implica la voluntad libre del hombre, y contradice la doctrina calvinista. Lo que el "calvinista" DEBE contestar, para estar en armonía con su doctrina, es "Para que una persona sea salva, tiene que ser uno de los ‘elegidos', y entonces podrás creer en el Señor Jesucristo y ser salvo. Si uno NO es uno de los ‘elegidos', entonces no hay nada que uno puede hacer para ser salvo." También podría contestar: "Tiene que esperar hasta que haya una ‘atracción' que uno no puede resistir, entonces puede ser salvo automáticamente si es uno de los ‘elegidos'."

DIOS Y LOS ACONTECIMIENTOS
En el mundo el ser humano está constantemente obligado a enfrentarse a solas al acontecimiento. Para dominarlo y utilizarlo o para sufrirlo. Dios crea para hacer existir, dejar existir y entregar a la existencia. Dios no hace depender su creación de la calidad del acontecimiento que vaya a surgir de ella. Existen los dramas físicos: catástrofes, accidentes. Y existirán los dramas morales: violencia, miserias, humillaciones. Dios no detiene la mano del asesino, tampoco utiliza la daga que empuña el criminal. El acontecimiento proviene, de las solas fuerzas presentes. No existe otro sentido, otro origen, otra razón de ser, más que los que el acontecimiento lleva en sí mismo.

El Catolicismo (Vaticano II) hace una diferencia entre los signos de los tiempos y los signos de Dios. Sin embargo muchos religiosos aún católicos han hecho mucho mal con el «Dios lo quiso».
En realidad Dios no está comprometido en ningún acontecimiento. Si alguien muere, no es que Dios le haga morir, ni que quiera enviar un signo a sus deudos. Si otro tiene éxito, no es un favor que Dios le haga para dar a entender que está en el camino de la justicia.

El cristiano sabe que Jesús es la presencia de Dios en el mundo, que Dios ha intervenido. Sabe también que la iglesia es el pueblo de Dios y que por medio de ella está actualmente irradiando el mundo. Dios está interviniendo en este mundo para recrear su Reino. El creyente sabe que los acontecimientos son cosas que pasan. Ese accidente no tiene más razón sino la que pueda determinar, en principio, l a investigación policial: el conductor iba demasiado rápido, por ejemplo. No hay que remontarse a Dios; Dios no está implicado en este acontecimiento, como si por un decreto suyo hubiese elegido la muerte de esos jóvenes y la desgracia para sus familiares, mientras concedía a otros alegría, juventud y salud. Dios no ha provocado, la cosa ha sucedido con autonomía propia.

¿Cómo reconciliar la afirmación de la experiencia -Dios se desinteresa de las cosas, deja morir, a veces brutalmente- con la de la fe -Dios es bueno? Únicamente si entendemos el sentido de la resurrección, existencia, sentido, más allá de la muerte, plenitud del humano vivo por el poder de Dios. Presencia con Dios una vez caídas todas las mediaciones.

El plan de Dios es unificarlo todo en Jesús. No se trata de intervenir para arreglar los acontecimientos históricos, sino por atraer la historia a su reino. Dios se propuso de antemano, para realizarlo en la plenitud de los tiempos: reunir a todo el universo bajo una sola cabeza Cristo (Efesios 1,3-14).
Cuando el Antiguo Testamento hablaba de un Dios que conduce todo según su voluntad. Para el Nuevo Testamento, tales palabras se refieren solo a los acontecimientos misteriosos, discretos e interiores de la historia de la salvación. Dios lo rige todo, porque conduce a su Cristo a la gloria, y hace de él la Cabeza de la humanidad nueva. A través de un prolongado acercamiento, mediante acontecimientos y palabras Dios preparaba ya su gran intervención en la historia: Jesús.

Dios entrega al ser humano a este mundo orgánico, le deja en este condicionamiento de fragilidad, de sufrimiento y de muerte. Pero esto forma parte del plan de Dios. Si Dios entrega al ser humano, no es para hacerlo pagar. Es para que dejado a sí mismo, pueda ser el humano el que elige a Dios, el que cree y vive esa fe.
Sin referencia a la resurrección, a la divinación, sin percibir intensamente que el deseo del hombre está hecho para eso y que hacia eso le atrae Dios, es inútil hablar de la bondad de Dios. Para quien pretenda reducir el deseo del ser humano al simple confort de sus actuales instalaciones, físicas y afectivas, a la mera perspectiva de conservarlas el mayor tiempo posible, Dios será siempre el peligro, el poderoso de humor inestable e incomprensible. Y surgirán los ¿por qué?, y los ¿qué le he hecho yo a Dios?, y las rebeldías, o las tristes resignaciones.

CONCLUSIONES INADECUADAS A QUE SE PUEDE LLAGAR
1. Que los que se salvan lo hacen por selección de Dios, sin que ellos tengan nada que hacer.
2. Que todo lo que ocurres ha sido determinado por Dios incluso el pecado, la maldad y los males del mundo. Nada puede ocurrir si Dios no lo hace.

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La gracia barata, no gracias

Por Dietrich Bonhoeffer


La gracia barata es el enemigo mortal de nuestra Iglesia. Hoy combatimos en favor de la gracia cara. La gracia barata es la gracia considerada como una mercancía que hay que liquidar, es el perdón malbaratado, el consuelo malbaratado, el sacramento malbaratado, es la gracia como almacén inagotable de la Iglesia, de donde la toman unas manos inconsideradas para distribuirla sin vacilación ni límites; es la gracia sin precio, que no cuesta nada. Porque se dice que, según la naturaleza misma de la gracia, la factura ha sido pagada de antemano para todos los tiempos. Gracias a que esta factura ya ha sido pagada podemos tenerlo todo gratis. Los gastos cubiertos son infinitamente grandes y, por consiguiente, las posibilidades de utilización y de dilapidación son también infinitamente grandes. Por otra parte, ¿qué sería una gracia que no fuese gracia barata? 



La gracia barata es la gracia como doctrina, como principio, como sistema, es el perdón de los pecados considerado como una verdad universal, es el amor de Dios interpretado como idea cristiana de Dios. Quien la afirma posee ya el perdón de sus pecados. La Iglesia de esta doctrina de la gracia participa ya de esta gracia por su misma doctrina. En esta Iglesia, el mundo encuentra un velo barato para cubrir sus pecados, de los que no se arrepiente y de los que no desea liberarse. Por esto, la gracia barata es la negación de la palabra viva de Dios, es la negación de la encamación del Verbo de Dios. La gracia barata es la justificación del pecado y no del pecador. Puesto que la gracia lo hace todo por sí sola, las cosas deben quedar como antes. «Todas nuestras obras son vanas». 

El mundo sigue siendo mundo y nosotros seguimos siendo pecadores «incluso cuando llevamos la vida mejor». Que el cristiano viva, pues, como el mundo, que se asemeje en todo a él y que no procure, bajo pena de caer en la herejía del iluminismo, llevar bajo la gracia una vida diferente de la que se lleva bajo el pecado. Que se guarde de enfurecerse contra la gracia, de burlarse de la gracia inmensa, barata, y de reintroducir la esclavitud a la letra intentando vivir en obediencia a los mandamientos de Jesucristo. El mundo está justificado por gracia; por eso -a causa de la seriedad de esta gracia, para no poner resistencia a esta gracia irreemplazable- el cristiano debe vivir como el resto del mundo.

Le gustaría hacer algo extraordinario; no hacerlo, sino verse obligado a vivir mundanamente, es sin duda para él la renuncia más dolorosa. Sin embargo, tiene que llevar a cabo esta renuncia, negarse a sí mismo, no distinguirse del mundo en su modo de vida. Debe dejar que la gracia sea realmente gracia, a fin de no destruir la fe que tiene el mundo en esta gracia barata. Pero en su mundanidad, en esta renuncia necesaria que debe aceptar por amor al mundo -o mejor, por amor a la gracia- el cristiano debe estar tranquilo y seguro (securus) en la posesión de esta gracia que lo hace todo por sí sola. El cristiano no tiene que seguir a Jesucristo; le basta con consolarse en esta gracia. Esta es la gracia barata como justificación del pecado, pero no del pecador arrepentido, del pecador que abandona su pecado y se convierte; no es el perdón de los pecados el que nos separa del pecado. La gracia barata es la gracia que tenemos por nosotros mismos. La gracia barata es la predicación del perdón sin arrepentimiento, el bautismo sin disciplina eclesiástica, la eucaristía sin confesión de los pecados, la absolución sin confesión personal. La gracia barata es la gracia sin seguimiento de Cristo, la gracia sin cruz, la gracia sin Jesucristo vivo y encarnado.
La gracia cara es el tesoro oculto en el campo por el que el hombre vende todo lo que tiene; es la perla preciosa por la que el mercader entrega todos sus bienes; es el reino de Cristo por el que el hombre se arranca el ojo que le escandaliza; es la llamada de Jesucristo que hace que el discípulo abandone sus redes y le siga.

La gracia cara es el Evangelio que siempre hemos de buscar, son los dones que hemos de pedir, es la puerta a la que se llama. Es cara porque llama al seguimiento, es gracia porque llama al seguimiento de Jesucristo; es cara porque le cuesta al hombre la vida es gracia porque le regala la vida; es cara porque condena el pecado, es gracia porque justifica al pecador. Sobre todo, la gracia es cara porque ha costado cara a Dios, porque le ha costado la vida de su Hijo -«habéis sido adquiridos a gran precio»- y porque lo que ha costado caro a Dios no puede resultamos barato a nosotros. Es gracia, sobre todo, porque Dios no ha considerado a su Hijo demasiado caro con tal de devolvernos la vida, entregándolo por nosotros. La gracia cara es la encarnación de Dios.

La gracia cara es la gracia como santuario de Dios que hay que proteger del mundo, que no puede ser entregado a los perros; por tanto, es la gracia como palabra viva, palabra de Dios que él mismo pronuncia cuando le agrada. Esta palabra llega a nosotros en la forma de una llamada misericordiosa a seguir a Jesús, se presenta al espíritu angustiado y al corazón abatido como una palabra de perdón. La gracia es cara porque obliga al hombre a someterse al yugo del seguimiento de Jesucristo, pero es una gracia el que Jesús diga: «Mi yugo es suave y mi carga ligera».

Si la gracia es el resultado, dado por el mismo Cristo, de la vida cristiana, entonces esta vida no está dispensada del seguimiento en ningún instante. Si, por el contrario, la gracia es el presupuesto básico de mi vida cristiana, poseo de antemano la justificación de los pecados que cometo durante mi vida en este mundo. Puedo seguir pecando, confiado en esta gracia, puesto que el mundo, en principio, está justificado por gracia. Consiguientemente, me mantengo como antes en mi existencia cívico-mundana, las cosas siguen como antes y puedo estar seguro de que la gracia de Dios me cubre. Bajo esta gracia, el mundo entero se ha hecho «cristiano», pero bajo esta gracia el cristianismo se ha hecho mundo de una forma mucho más acentuada que antes. El conflicto entre la vida cristiana y la vida cívico- mundana queda eliminado.

Según esto, la vida cristiana consiste en que yo viva en el mundo y como el mundo, en que no me distinga de él en nada; por amor a la gracia, no me está permitido distinguirme de él ni siquiera en lo más mínimo. La vida cristiana consiste en que yo pase, en un momento determinado, de la esfera del mundo a la de la Iglesia, para asegurarme el perdón de mis pecados. Estoy dispensado del seguimiento de Jesús por la gracia barata, que debe ser el enemigo más encarnizado del seguimiento, que debe odiar y despreciar el verdadero seguimiento. La gracia como presupuesto es la gracia barata; la gracia como resultado es la gracia cara.

Asusta reconocer todo lo que aquí encontramos, la forma en que se enuncia y utiliza una verdad evangélica. Es la misma palabra de la justificación por la fe (Gnade) sola y, sin embargo, un uso falso de esta misma frase ha conducido a la destrucción total de su esencia. Dichosos los que se encuentran ya al final del camino que nosotros queremos emprender y comprenden, asombrados, 10 que en realidad parece incomprensible: que la gracia es cara, precisamente porque es pura gracia, porque es gracia de Dios en Jesucristo. Dichosos los que, en el simple seguimiento, han sido dominados por esta gracia, de suerte que, con espíritu humilde, pueden glorificar la gracia de Cristo, que es la única que actúa.

Dichosos los que, habiendo reconocido esta gracia, pueden vivir en el mundo sin perderse en él; aquellos que en el seguimiento de Jesucristo están tan seguros de la patria celeste que se sienten realmente libres para vivir en el mundo. Dichosos aquellos para los que seguir a Jesucristo no es más que vivir de la gracia, y para los que la gracia no consiste más que en el seguimiento. Dichosos los que se han hecho cristianos en este sentido, los que han experimentado la misericordia de la palabra de la gracia.

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Calvinismo versus Arminianismo, el debate en torno a la predestinación un enfoque desde la teología bíblica

Por Benjamín Olea

¿Es la predestinación una doctrina bíblica?
A) Sí ¿Por qué? B) No ¿Por qué? C) A y B son correctas ¿Por qué?

Comentario:
La respuesta correcta es la opción “C” que “A” y “B” son correctas. ¿Cómo? ¿Por qué? Simplemente porque no es verdad que la Biblia en su totalidad demuestre que los autores de la misma hayan tenido una postura uniforme al respecto.

Ahora bien, ya que este tema ha originado grandes discusiones en la historia de la fe cristiana, así como ha venido a ser la razón de división entre cristianos, me propongo hacer una presentación y enfoque de este tema lo más objetiva y desapasionadamente posible.


Creo que una manera adecuada de abordar este tema es considerando tres enfoques: El de la teología bíblica (AT y NT), el de la historia y el de la teología sistemática. De todos modos, y al margen de la conclusión a la que lleguemos, quiero afirmar que tomar una postura diferente en este tema no debe ser razón para alimentar prejuicios y sospechas negativas entre comunidades que profesan la misma fe en Cristo. Este es precisamente uno de los temas en los cuales tenemos que enfatizar la necesidad de hacer un esfuerzo por comprender la unidad en la diversidad, la diversidad en la unidad, y que la unidad no implica, no supone una estricta uniformidad.

Ahora bien, esto no lo digo por ser diplomático o evitar prejuicios contra mí mismo, sino porque ya se ha reconocido en el marco de los estudios bíblicos especializados, que el AT y el NT no profesan una teología uniforme, sino por el contrario, una diversidad de teologías, y toda una variedad de perspectivas teológicas. Por esta razón es que en el plano de la teología bíblica hay que hablar más bien de “teologías” en plural.

Un consejo que debemos tener en cuenta es que al margen de la posición que asuma nuestra teología sistemática (la posición conciliar e institucional), se impone como ideal que seamos lo más justos y objetivos que podamos al evaluar la evidencia bíblica e histórica, y dejar, en consecuencia, que estas iluminen y moderen nuestra teología institucional.

De entrada, quiero puntualizar que la idea de predestinación que vamos a considerar es estrictamente la que tiene que ver con la salvación, aunque ésta, obviamente, tiene su impacto en el papel que se le asigne a un pueblo, comunidad o persona en el marco de los más amplios alcances de la misión y el proyecto redentor de Dios.

La doctrina explicada a la luz de la teología sistemática:
La predestinación, teológicamente hablando, consiste en que Dios, de manera soberana y libre, ha escogido a ciertas personas para otorgarle la salvación (aun antes de que estas personas vengan a la existencia), aunque la persona no tenga los méritos para merecerla, ni por sí mismo pueda hacer algo para adquirirla. Dios da la salvación al que él quiera. Dios da la salvación por medio de Cristo al que él haya escogido.

¿Qué implicaciones tiene esta concepción de la predestinación?
1. Que la salvación no depende del ser humano.
2. Que el ser humano no tiene la capacidad natural de apropiarse por sí mismo de la salvación.
3. Que si Dios no actuara en el corazón del ser humano, éste no pudiera dar el paso y corresponder a la iniciativa divina para su salvación.
4. Que Dios es el que otorga la salvación de manera gratuita.
5. Que Dios no sólo otorga la salvación, sino que él mismo crea también las condiciones y provee los medios de gracia para que el ser humano escogido pueda apropiarse de la misma.
6. Que Jesucristo no murió por todos los pecadores, sino por todos los escogidos.
7. Que el ser humano que Dios ha escogido, tarde que temprano será doblegado por la acción del Espíritu Santo y lo convencerá de pecado y actuará en su vida de manera que lo capacitará para apropiarse de la salvación.
8. Que los escogidos no pueden perder la salvación, pues el Espíritu Santo actuará eficientemente en los escogidos para hacer que estos perseveren a pesar de sus debilidades. De ahí la expresión: “Salvos siempre salvos” (considérese a Marcos 4.8, 20; Mateo 13.8, 23; Lucas 8.8, 15; Filipenses 1.6).
Existen los que en contra de esta postura (pero que ante la innegable existencia de dicha palabra en el vocabulario bíblico) hablan de una elección o predestinación condicional, pero obviamente, esta concepción más bien es una negación de la predestinación, ya que la postura tradicional e histórica no habla de una predestinación potencial o probable, sino de una real y efectiva. Para mí las opciones son simplemente dos: O se acepta que hay real y efectivamente predestinación o se asume simplemente que no hay.

I. La experiencia de la historia del cristianismo:
A finales del siglo IV y a principios del siglo V, dos líderes y pensadores de la iglesia tuvieron posiciones encontradas sobre este tema.
Agustín de Hipona (354-430) sostuvo que la gracias de Dios era el elemento indispensable para la conversión del ser humano a Dios, para evitar el pecado y para la perseverancia final. También describió esta gracia como una de la cual el ser humano no podría rechazar si era expuesto a ella. En este enfoque desarrolla la idea de la predestinación como baluarte del otorgamiento de esta gracias inmerecida. La postura de Agustín tenía como telón de fondo la situación triste en la que se concibe al ser humano por los efectos del pecado original.

La posición contraria a la de Agustín la representó Pelagio, nacido en Bretaña también en el año 354 d.C. (murió alrededor del 420 d.C.). El Diccionario de patrística de la editorial Verbo Divino, resume la posición de Pelagio en los siguientes términos: “…Pelagio se declara creyente en una predestinación que deriva de los merecimientos derivados de la observancia de los preceptos divinos con la libertad personal que hay en la naturaleza humana. Dios predestina para salvación a los que sabe que obedecerán, a los que conoce que soportarán sin desfallecer todos los sufrimientos que les puedan venir por ser fieles cristianos” (página 168).

Es oportuno decir que la posición representada por Pelagio fue condenada y rechazada en el concilio de Constantinopla I del 381 d.C., en el Concilio de Cartago del 418 d.C. y el Concilio de Éfeso del 431 d.C., aunque también es cierto que la cristiandad no adoptó del todo la postura de Agustín. Luego entre los siglos XVI y XVII, volvemos a ser testigos prácticamente del mismo conflicto que involucró Agustín y Pelagio entre los siglos IV y V. Ahora los protagonistas son: Los seguidores de Juan Calvino (1509-1564) y Jacobo Arminio (1560-1609), luego, entre los seguidores de ambos teólogos.

Podemos decir que esta vez la corriente de Agustín estuvo representada por los seguidores de Juan Calvino, mientras que la posición de Pelagio estuvo encarnada por Jacobo Arminio, teólogo holandés. Tanto la postura de los Calvinistas como la de Jacobo Arminio tradicionalmente se han presentado en unos llamados cinco puntos.

A continuación, un resumen de los llamados “cinco puntos del Calvinismo”:
1) Depravación total: El ser humano ha sido afectado por el pecado en todo su ser, y está incapacitado para apropiarse por sí mismo de la salvación. Su designio natural es hacia el mal. La salvación es por completo una obra de Dios.
2) Elección incondicional: Elección divina hecha sin considerar cualquier cosa intrínseca en el ser humano.
3) Expiación limitada: Jesús muere sólo por los elegidos (escogidos).
4) Gracia irresistible: El ser humano que es escogido por Dios es traído invenciblemente a Cristo.
5) Perseverancia de los santos: El Espíritu Santo obra en los escogidos de una manera tal que los capacita para perseverar a pesar de las vicisitudes de la vida.

A continuación, un resumen de los llamados “cinco puntos del Arminianismo”:

1) La predestinación es condicional: Depende de la respuesta de la persona basándose en el reconocimiento de Dios
2) Expiación universal: Cristo murito por todas las personas, peso sólo los creyentes se salvan.
3) El ser humano necesita la ayuda divina: Una persona no tiene la capacidad para creer y necesita la gracia de Dios.
4) Esta gracia es resistible: El ser humano puede rechazar la acción de esta gracia en su vida.
5) Perseverancia condicional: Si todos los regenerados perseverarán o no requiere más investigación.

Otra forma de presentar los “cinco puntos del Arminianismo” es:
1. Elección Condicional—En vez de elegir arbitrariamente quiénes serán salvos y quiénes serán condenados, Dios permite que el hombre participe en su propia elección. La condición de la elección es la fe: la respuesta positiva a la gracia que Dios ofrece.
2. Expiación Universal—Cristo murió por todos, no sólo por los electos.
3. Incapacidad Natural—El pecado ha afectado el ser humano a tal grado que aparte de la gracia divina, es incapaz de obrar el bien.
4. Gracia Preventiva—La gracia opera a favor de cada persona, aun antes de que se dé cuenta de su necesidad. El ser humano puede resistir o rechazar esa gracia.
5. Perseverancia Condicional—Dios provee gracia suficiente para vencer cualquier tentación, pero por resistencia o negligencia, el hombre puede perder el beneficio de la gracia y perecer eternamente (Wynkoop, Bases teológicas de Arminio y Wesley 61).

II. Las tendencias resultantes a partir de los siglos XVI y XVII:
A partir de lo ocurrido entre los siglos XVI y XVII, con el enfrentamiento entre los seguidores de Calvino y los seguidores de Arminio, tenemos dos fuertes tendencias que marcan la teología protestante:

Por un lado está la llamada Teología Reformada, que es la que identifica a la Iglesia Cristiana Reformada, la Iglesia Reformada en América, las iglesias presbiterianas, etc. Estas iglesias, aunque quizás con algunas diferencias, se identifican con los llamados “Cinco puntos del calvinismo. Por otro lado tenemos toda una variedad de iglesias que se identifican con los “Cinco puntos del arminianismo”.

Por otro lado, hay que reconocer que también existen iglesias y congregaciones que aunque no asuman por completo la teología Calvinista o Reformada, sí adoptan la postura de la Teología Reformada en lo relativo a la doctrina de la salvación. En otras palabras, hay grupos que aunque no se definen como calvinistas, sí asumen la postura del calvinismo en cuanto a la explicación y aplicación de la salvación. Entre estas podemos mencionar iglesias bautistas, los templos bíblicos, etc.

Finalmente están los grupos que se identifican con la postura de Jacobo Arminio y con sus críticas a la teología de los grupos calvinistas. Muchos de estos grupos se identifican simplemente como “arminianos”, otros se identifican también como “aminio-wesleyanos”. Dentro de esta coriente se encuentra situada la mayoria de los grupos pentecostales (sino todos), la iglesia del Nazareno, los grupos metodistas, etc. Es interesante el hecho de que la “teología católica”, en este punto, concuerda más con el arminianismo que con el calvinismo.

III. Consideremos ahora, la perspectiva bíblica sobre este asunto:
El enfoque de la Teología Bíblica:
AT: ¿Provee el AT alguna evidencia contundente y decisiva sobre la idea de la predestinación?
Considérese: Deuteronomio 4.37; 7.6; 10.15; 14.2; 26.18; 1 Crónicas 28.4-8; Salmo 135.4.

NT: ¿Provee el NT alguna evidencia contundente y decisiva sobre la predestinación?

¿Existen pruebas bíblicas de la perdida del libre albedrío?
Génesis 6.5; Salmo 14.1-3; 53.1-3; Romanos 3.9-12; 8.7

¿Existen pruebas bíblicas de la iniciativa divina para la salvación?
Hechos 16.13, 14 (a pesar de Hechos 8.36, 37); Juan 16.6-10; Filipenses 2.13

¿Tenía Jesús una concepción que llamaríamos hoy “calvinista” o “arminiana” en cuanto a la salvación?
Por la evidencia de los evangelios, podemos decir que la postura de Jesús se acerca más al punto de vista calvinista (aunque es preciso insistir en el hecho de que Jesús no fue ni calnista ni arminiano), considérese y léase con detenimiento los siguientes pasajes: Mateo 24.22; Marcos 13.20; Lucas 18.7; Juan 6.37, 39, 44.

¿Cuáles son los autores bíblicos que pueden citarse como apoyo a la doctrina de la predestinación?
Pablo (Romanos y Efesios) ¿Tenía Pablo una concepción Calvinista o Arminiana de la salvación?

¿Qué dicen los sinópticos?
Los sinópticos dan muestras de favorecer la postura Calvinista:
Mateo, a pesar del 28.19, considérese: Mateo 24.22, 24, 31.
Marcos, a pesar del 16.15, 16, considérese: Marcos 13.20, 22, 27.
Lucas, a pesar del 19.10, considérese: Lucas 18.7.
El autor de la serie Lucas-Hechos: Hechos 4.47
El autor del cuarto evangelio ¿Tenía el autor del cuarto evangelio una concepción Calvinista o Arminiana de la salvación? El cuarto evangelio, a pesar de Juan 3.16-19, considérese: 6.37, 39, 44, 65; 13.18; 14. 6; 15.16; 16:8; 17. 9, 11, 12 (compárese 13:10, 11, 18; 15:16), favorece la postura Calvinista o Reformada.

Conclusiones soteriológicas a la luz del cuarto evangelio:
1. Fuera de Cristo no hay salvación.
2. Jesucristo es la única vía de acceso al Padre.
3. Nadie viene a Jesucristo si el Padre no lo trajere.
4. Nadie habrá de creer si el Espíritu Santo no le capacitare.
5. Ninguno de los escogidos se perderá. El mismo Jesús afirma que esa es la voluntad del Padre (6:39, 44).
6. La frase “para que todo aquel que cree en él no se pierda” (capitulo 3:16), debe interpretarse teniendo en cuenta la perspectiva del capitulo 6:37,”todo el que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene yo no le hecho fuera” (véase también el 6:44).
7. En su famosa oración del capitulo 17, Jesús no ora por el mundo, sino por los que le había dado el Padre, presente y futuro (17: 9, 20).

En las epístolas, consideremos en primer lugar a Romanos y a Efesios:
Romanos: A pesar del 1.16, y el 10.13, favorece la postura Calvinista, considérese a: 8.7, 28-39; 9.9-29.
Efesios: A pesar del 6.7-9, favorece la postura Calvinista, considérese a: 1.3-14; 2.8-10.
1 Corintios: Aunque el aporte de esta carta en esta discusión es muy poco, hay pistas que parecen inclinarla a favor de la postura Calvinista, véase: 1.26-31.
2 Corintios: Aunque el aporte de esta carta en esta discusión es muy poco, hay pistas que parecen inclinarla a favor de la postura Arminiana, véase: 5.14, 15. Estos versículos parecen ir en contra de una muerte de Cristo sólo por los escogidos.
Gálatas: Aunque el aporte de esta carta en esta discusión también es muy poco, hay pistas que parecen inclinarla a favor de la postura Calvinista, véase: 1.11-16.
Filipenses: Aunque el aporte de esta carta en esta discusión también es muy poco, hay pistas que parecen inclinarla a favor de la postura Calvinista, véase: 1.3-6.
Colosenses: Aunque el aporte de esta carta en esta discusión también es muy poco, hay pistas que parecen inclinarla a favor de la postura Calvinista, véase: 3.3, 12.
1 Tesalonicenses: Aunque el aporte de esta carta en esta discusión también es muy poco, hay pistas que parecen inclinarla a favor de la postura Calvinista, véase: 1.2-4.
2 Tesalonicenses: Aunque el aporte de esta carta en esta discusión también es muy poco, hay pistas que parecen inclinarla a favor de la postura Calvinista, véase: 2.13; 3.3.
1 Timoteo: Aunque el aporte de esta carta en esta discusión es muy poco, hay pistas que parecen inclinarla a favor de la postura Arminiana, véase: 1.15, 16; 2.3-6. Estos versículos parecen ir en contra de una muerte de Cristo sólo por los escogidos.
2 Timoteo: Aunque el aporte de esta carta en esta discusión también es muy poco, hay pistas que parecen inclinarla a favor de la postura Calvinista, véase: 1.7-12; 2.10.
Tito: Aunque el aporte de esta carta en esta discusión también es muy poco, hay pistas que parecen inclinarla a favor de la postura Calvinista, véase: 1.1 y 2; 3.5.
Filemón: Esta carta, por su naturaleza, no aporta nada a esta discusión.

¿Qué dicen las epístolas generales?
Hebreos: Favorece la postura Arminiana: 6.4-6
Santiago: A pesar del 5.19, no es relevante en esta discusión.
El autor de 1 Pedro parece asumir e identificarse con la postura calvinista: 1 Pedro 2.9; y 5.13.
El autor de 2 Pedro muestra una postura ambivalente: Por un lado parece asumir una postura calvinista (2 Pedro 1.10) y por otro, parece asumir la postura Arminiana (2 Pedro 3.9).
1 Juan: A pesar de su énfasis practico como Santiago, muestra una actitud ambigua: por un lado parece dar apoyo a la postura Calvinista (2.19; 4:15) y por otro lado favorece la postura Arminiana (5.1, 10)
2 Juan: No es relevante en esta discusión.
3 Juan: Tampoco es relevante en esta discusión.
Judas: A pesar del versículo 3, no es relevante es esta discusión.

Apocalipsis: En Apocalipsis tenemos una situación difusa: Por un lado, existe la probabilidad de que la postura Calvinista encuentre apoyo en el 3.8; pero la posición Arminiana puede encontrar apoyo en el 2.5 y el 3.20. Por otro lado, la idea de que Dios ha sellado a un grupo de personas y los ha hecho suyo podría dar apoyo a la posición Calvinista (9.4).

Preguntas:

¿Es la concepción Arminiana de la predestinación posicional (en Cristo) una postura totalmente contraria a la concepción calvinista? NO. ¿Por qué? Sencillamente porque la teología calvinista reconoce la centralidad de Cristo en el plan redentor. En otras palabras, ninguna persona que a la luz de la teología Reformada o Calvinista se considere predestinada o escogida para la salvación, no se salvará si no es a través de Cristo. Entonces, ante las preguntas: ¿La persona es predestinada porque acepto a Cristo? O ¿Acepta a Cristo porque es predestinada? La respuesta arminiana dirá que viene si viene a Cristo es predestinada (en realidad esta postura más bien niega la predestinación, pues en ese caso no es Dios quien escoge a la persona, sino la persona quien escoge a Dios; además tampoco concuerda con lo que vemos en el cuarto evangelio). En cambio, la respuesta calvinista es que la persona viene a Cristo porque es elegida. Esta postura concuerda más con lo que vemos en al cuarto evangelio.

¿Es la concepción Arminiana de la preocupación que debe mostrar el creyente por su salvación una posición contraría a la Calvinista (Por ejemplo, Filipenses 2.12)? NO. ¿Por qué? Porque la postura calvinista reconoce el papel de la cooperación del elegido en el proceso de santificación y de vivir a la altura de las demandas del compromiso que demanda el pacto que tiene con Dios. Además, con relación precisamente a Filipenses 2.12, es interesante ver lo que dice el versículo 13: “porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (compárese 2 Pedro 1.3-10).

Finalmente, yo sé que tanto los calvinistas como los arminianos presumen tener la postura más bíblica, sin embargo, a pesar de reconocer que a la luz de la teología bíblica existen evidencias bíblicas que legitiman la postura arminiana, así como la postura calvinista, es honesto decir que proporcionalmente la posición calvinista tiene un apoyo bíblico mayor.

De todos modos, creo que se impone que seamos lo más críticos posibles, no sólo con los que asumen una postura diferente a la nuestra, sino también con la misma corriente dentro de la cual nos hayamos situados.

Creo sinceramente, que el Calvinismo es más bíblico cuando reconoce el apoyo que hay en la Biblia para la posición arminiana. Pero también creo que el Arminianismo es más bíblico cuando reconoce el apoyo que hay en la Biblia para la posición Calvinista.

Este trabajo ha sido una reflexión e intento por poner a la Biblia en el centro de esta discusión, y relativizar, en consecuencia, la teología sistemática e institucional. No creo que sea prudente el que una teología sistemática que ponga a la Biblia como su alma, pretenda sin embargo, lograr una especie de unidad y cohesión que la Biblia misma no exhibe, ni pretendió lograr.

Si hemos de hacerle justicia a la historicidad y a los contextos propios de los distintos libros de la Biblia, es oportuno decir que si bien el canon logra proporcionarnos cierta unidad y afinidad, también tendremos que reconocer que el canon mismo es, por otro lado, el mejor testimonio de la diversidad de la fe cristiana desde sus mismos orígenes.
El problema surge precisamente porque si el arminianismo, en un intento de ser más bíblico, reconoce el apoyo bíblico del calvinismo, habrá de sentir que relativiza su sistema, y lo mismo se puede decir con relación al calvinismo respecto del arminianismo. Ciertamente cada corriente o sistema teológico presume de que práctica la lectura correcta de la Biblia, y sutilmente se resiste a admitir que su lectura de la Biblia no es neutral.1
No permitamos que el calvinismo ni el arminianismo nos impongan su lectura excluyente de la Biblia. Es inadmisible que estas corrientes teológicas pretendan eliminar la diversidad del testimonio bíblico, testimonio que se resiste a ser presentado con una sistematización y cohesión que bíblicamente nunca tuvo.

Martes 11 de noviembre 2008
1 Invito a considerar mis dos artículos: 1) “Normas bíblicas versus normas institucionales, Biblia y comunidad de fe”; 2) “La Biblia se resiste a ser esclavizada por católicos y protestantes”

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